El 22 de abril de 2008 tuve una visión relacionada a algo que había soñado días atrás. Fue al mismo tiempo perturbador y fascinante. Entre mis quejas hago una descripción de la visión, básicamente recojo mi pensar y sentir en ese momento. Solo lo incluyo aquí por la respuesta que llegó 8 días después. Algunos datos de la visión fueron eliminados.
¡Qué muchas cosas quisiera saber, qué muchas otras quisiera comprender, pero todas ellas están vedadas y ocultas! ¿Cuánto tiempo más he de esperar, mi Señor? Sigo confuso y no entiendo si esto que me hace pensar que voy a crecer, a transfigurarme es una tentación o una premonición. Sigo confundido entre querer y asumir, entre el deseo y la abstinencia, entre la fantasía y la realidad. Leo las locuciones y no puedo negar su certeza en muchas cosas, pero en tantas otras me pareciera que pudiera ser un autoengaño del que por algún motivo no puedo escapar. Todo esto sucede en mi vida en momentos en que tener un director espiritual fijo se me hace imposible. Monseñor F. no me ha llamado y comprendo que así sea. Él, más que mi director espiritual es la persona que estudia lo que me pasa, debe ser imparcial y en cierta medida no debe involucrarse. Por otro lado su cargo le mantiene muy ocupado como para atender mis lagunas. He tenido que batallar prácticamente solo con esto, y de verdad estoy cuerdo por Gracia de Dios, por tu Gracia mi Señor, luego de ver y escuchar todo lo que veo y escucho. Esta mujer que veo ahora, hace unos días atrás, que dice de sí misma que es un Querubín me desconcierta, su belleza es atrayente pero del mismo modo enigmática. ¿Puede un ser angelical mostrarse de esa manera a los hombres? No tengo precedentes de algo así salvo las leyendas y mitologías. Sus palabras confirman cosas que pasan o cosas que sueño o cosas que siento desde siempre, no las noto muy lejanas a la doctrina. Solo lo de la perfección física previa a la espiritual me tenía en dudas, pero ahora comprendo que ella no decía nada contrario a las enseñanzas doctrinales. La respuesta vino por parte de P. J en la homilía del domingo pasado. El cuerpo es el templo vivo del Espíritu Santo por tanto debe estar en la perfección física que amerita tal huésped. La perfección espiritual la tendremos con la Resurrección. Ella no me mintió cuando dijo “debes ser perfecto físicamente para ser la señal, luego en la Resurrección serás perfecto también en lo espiritual”, entonces puede ser posible que provenga de Dios, de ti, pero… ¿Por qué se me presenta seductora? No seductora porque intente seducirme sino seductora porque su vestimenta trasparenta la desnudez de su perfecto cuerpo. Pero si es un ser espiritual, ¿por qué mostrar un cuerpo que no necesita? Sus palabras no las noto como cuando habla Assiel, sino de otra forma. Assiel me habla con sabiduría, ella lo hace como con misterio, como quien dice cosas entrelíneas, pero cosas que no logro captar. Si atiendo estrictamente a los simbolismos, su cabello blanco como la nieve y los ojos del mismo color, lo enorme de su tamaño, casi 8 pies, y la transparencia de sus vestiduras, muy a pesar de que esto podría despertar en mi un sentimiento contrario a lo que debería ser este tipo de manifestación, me dicen que viene de ti mi Dios, por la pureza, la grandeza y la transparencia. Pero algunas de sus palabras enigmáticas y la desnudez que se trasluce que pudiera despertar en mí atracción física, por el contrario me dicen que viene del maligno. Entonces surge la duda, ¿cómo sentir atracción física por un ser que no es físico? La duda misma debe ser suficiente aliciente para no tenerla, pero algo muy dentro de mí me dice que debo discernir más profundamente estos simbolísmos. Primero la veo como 15 mujeres distintas, pero que eran exactamente iguales, como clones, exceptuando el color de su cabello y el de sus ojos. Estos son tan variados como absurdos, los primeros cinco parecieran normales, los siguientes 10 son como de fábula; castaño claro, negro, marrón, rubio, cobrizo, plateado, violeta, amarillo, azul, rojo, verde, rosa, anaranjado, dorado y blanco. Cada una de ellas, actuando en pareja, transfiguraba algo distinto en mí. Mis ojos; una cambió el color otra arregló mi vista. Mi cabello; una cambio su textura, otra su apariencia. Mi piel; una la volvió más joven y la otra cambió su pigmentación. Mi contextura muscular; una cambió su tamaño y otra le dio mayor fuerza. El tamaño de mis extremidades; una las alargó y la otra les dio simetría. Mi dentadura; una la blanqueó y la otra la enderezó. Las imperfecciones de mi cuerpo; una eliminó manchas y vellos, y la otra eliminó torceduras en mis dedos y en mi nariz. Luego todas se unen en una sola, la del cabello blanco, y ésta me dice que yo podré hacer lo mismo en los que amo. Me toca la frente y todo desaparece. Luego aparece de nuevo explicando algunas cosas, no recuerdo las palabras exactas pero me explica que he de ser señal para todos, me dice por qué soy más alto (eso solo ocurre en la visión) por qué el cambio en la textura de mi cabello y el cambio de color en mis ojos. “La altura”, -me dice- “responde a tu condición de Cruz que al igual que Salomón debes sobresalir entre otras cruces”. Sobre mi cabello recuerdo que lo comparó con el de Sansón y ello justifica también la corpulencia, “eres Nazareo” me dijo. De mis ojos comentó que reflejan el cielo de donde supuestamente vengo, por eso deben ser azul celeste. Me dice que yo podré con mi dedo y conforme a la voluntad de Dios hacer nuevas todas las cosas. Esto pareciera contrario a la doctrina pero luego entiendo que la Cruz es un símbolo de nueva creación, es en la Redención, por la sangre derramada en la Cruz y el agua de tu costado, que todo ha de hacerse nuevo. Entonces ella me habla de doctrina de un modo cabalístico, y por ese lado tengo que obligatoriamente descartar que venga del maligno. Todo lo que me ha dicho es concordante con lo expresado por ti en las locuciones. Lo que sigo sin entender es por qué se presenta desnuda con una bata o alba blanca pero transparente como único vestido. Eso no lo puedo entender. Si esto fuera lo único que me sucede, como si fuera poco, pues no tendría tanto problema pensaría que es una simple forma de lidiar con los deseos carnales, una batalla entre la carne y el espíritu, pero eso es solo una de las muchas cosas que vivo. Luego me veo nuevamente transfigurado y transfigurando a otros, curando y sanando a personas con problemas físicos. Curaciones o sanaciones que tienen efectos distintos en las personas dependiendo de su edad, en muchos casos la sanación es rejuvenecedora. Pero en todos los casos les acerca a Dios. Y si les acerca a Dios no puede venir del maligno. Esto de las sanaciones es algo que me encantaría poder realizar, pues me siento impotente ante tanta enfermedad y sufrimiento de la gente. Si ellos entendieran la verdad de la cruz ese sufrimiento sería alentador y corredentor pero no todos los sufrientes son concientes de esto. Serían mucho más efectivas las oraciones si pensáramos así. Seguimos siendo una raza incrédula y mal agradecida a Dios que esperamos grandes portentos para creer, y mis visiones, si parten del deseo, lamentablemente son consecuentes con esa conducta. Cuesta mucho ser sumiso a tu voluntad mi Dios, cuesta más de lo que se pensaría.
Cuando comencé a discernir conjuntamente con otras personas sobre la Tau y comprendí tantas cosas de ella, pude ver una enigmática revelación sobre mi en la unión de san Pablo de Tarso con san Francisco de Asís. Ambos estigmatizados, uno de forma oculta y el otro de forma visible, y del mismo modo ambos inmersos en el misterio de la Cruz que en sí mismo es vivir estigmatizado, en la cual la presencia de la siempre Virgen María es inherente e insondable. Siempre Ella, bella, paciente, fiel, firme, al pie de la Cruz, revelando sus misterios corredentores. Madre mía, Madre de la humanidad, Madre del Verbo, Madre tuya mi Señor. Estando presente ella, ¿cómo podría manifestarse una criatura maligna? Veo como ese discernimiento despertó en santos de la talla de san Pío de Pietrelcina y santa María Faustina también estigmatizados y también, en uno los estigmas estaban visibles y en la otra ocultos, un profundo amor por el sufrimiento, no por el sufrimiento mismo sino por lo que el sufrir hace en aquella alma que lo ofrece y porque ese sufrir se convertirá en alegría cuando las Palabras de Cristo, tus palabras, en el Sermón de la Montaña se cumplan; “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”. ¿Cuánto más he de llorar mi Cristo, cuánto más? Tu dirías; “lo que amerite”. Por ello la firma de la Tau en la bendición de san Francisco a Fray León se hizo en latín, quien no podía entender la santa alegría del Seráfico Padre que recién había recibido las marcas de tu Pasión, aquellas mismas a las que san Pablo hacía referencia cuando decía; “Sufro en mi cuerpo las marcas de la Pasión”. El sufrimiento trae consigo llanto. Si lo pudiéramos traducir literalmente utilizando la misma Tau como “t” que parte el nombre de León entre la “e” y la “o”, diría algo como; “Dios dice que aun te falta por llorar” o algo bastante parecido. Todo relacionado a lo que he venido viviendo y todo ello lo comprendo a partir de la Tau, y lo que me falta por comprender aun. Veo en esto que al igual que san Pablo no puedo sino gloriarme en tu Cruz, Señor. Al igual que san Francisco no puedo sino sentir una santa alegría ante el sufrimiento. No obstante, las dudas me invaden, la incertidumbre me corrompe, la desesperación me turba y solo deseo servir y amar al Amado pero no se cómo hacerlo, no se cómo ser fiel y cumplidor. No tengo director espiritual y tu mi Señor guardas silencio. ¡¿Por qué?!
¿Qué tienen que ver estos 15 colores? ¿Por qué tengo que ver la desnudez de esta mujer en un cuerpo perfecto que no es físico, que se presenta tan alta y que se dice de sí misma ser un Querubín? ¿Qué sucede mi Señor? ¿Seré realmente trasfigurado en esta vida o es solo mi deseo ante la tentación del poder? ¿Será esto un mero simbolismo premonitorio que me muestra misterios de la fe? ¿La fe al desnudo? ¿Pero, y los 15 colores, qué significan? Dime mi Señor si tú enviaste a este Querubín o si por el contrario es producto de mi imaginación o peor aun es un enviado del maligno. Necesito saber Señor, pero tú prefieres guardar silencio…no lo entiendo pero lo acepto. Ella no ha venido más, luego de que hablé sobre esto con una muy querida amiga y me aconsejó que me persignara ante su presencia y en tu nombre le pidiera que se marchara. No pude hacerlo porque ya no volvió. ¿Qué puedo entender por esto? Podría ser que en efecto era un espectro del maligno y para evitar el dolor de la Cruz no volvió o por el contrario, sí viene de ti y es tu deseo que la duda en mi me afiance en la fe. Necesito saber. He hablado con tres mujeres sobre esto, mi esposa y dos amigas. Las tres concuerdan en que debo tener cuidado. Solo mi esposa ha visto el dibujo que hice de esta mujer, y ella me dice que no le gustan los ojos, que le da un no se que. Pero yo sigo sintiendo que detrás de todo esto hay algo más que discernir, pero qué. Si en vez de quince mujeres, ella se hubiera dividido en doce tal vez lo entendería, pero ¿por qué 15? ¿Será los doce y la Trinidad? Por favor Señor déjame entender.
Me quedé esperando…Jesús no respondió.
Pasados 8 días, o sea el 30 de abril de 2008 Jesús respondió, y su respuesta fue, como siempre, sorprendente. Veamos.
+ He aquí la respuesta que esperabas Cruz. El discernimiento, hijo, debes ejercitarlo. Si bien lograste aclarar algunas cosas que has visto, otras aun te faltan por desvelar. La Tau ha sido designada desde siempre, pero sobre eso ya has aprendido bastante. Son uno tú y la Tau, son uno tú y la Cruz. ¿No te sentiste inspirado por mí hace ya más de un año en sellar la frente de tus hijos cada vez que se van a dormir con la señal de la Cruz? Y ahora denotas que ese es el sello del que he hablado desde el inicio. Me recuerdas mis años de infancia entre los hombres, cuando descubría poco a poco los designios de mi Padre se regocijaba mi alma y al mismo tiempo reconocía que lo sabía desde siempre. Te sucede igual Cruz, y ya llegará el tiempo en que el mundo te reconozca, es por ello que te pido perfección.
Entonces mi Señor, ¿si viene de ti la mujer que vi en mis sueños y luego en la visión en mi oficina?
+ Cruz, haces una mezcla de acontecimientos en tus recuerdos y como bien dices se fusionan deseo y castidad. Francisco le llamó Dama Pobreza, tú vez a tu esposa en ella. Francisco se desposó con ella, tú ya estás desposado y por ello lo que no has contado de tu visión te pareciera pecaminoso. Tú pusiste rostro a la pobreza y ella te mostró lo que ha de venir. Ella no se dividió mi bien ella más bien se fusionó. Tú pusiste tu discernimiento en ello, y yo lo apruebo, pero ya en su momento entenderás la verdadera razón de tanto simbolismo. ¿No es en el casamiento que se unen una carne y la otra en una sola? Si, exactamente Cruz 15 años a partir de tu Matrimonio. Cuentas bien los años, a esa edad se suscitó el Tránsito de Francisco, y es el número que ha venido surcando tu cabeza por siempre. 44 años tendrás al cumplirse tus quince años de Matrimonio. Ahí me verás, yo te buscaré, pero debes encontrar tu perfección. Tres años y medio restan Cruz. Todo está previsto.
Ese Querubín que viste con la belleza de tu esposa es la Sabiduría de mi Espíritu, la misma que se vistió de Dama Pobreza a Francisco, la que él vio como dueña y señora de la Estancia Celestial que le mostré.
De más está decir mi Señor, que no tengo palabras. ¡Alabado seas, loado seas, bendito seas por toda la Eternidad!
+Te aturdes en alabanzas como Pedro, Santiago y Juan en la Transfiguración. Y noto que según te hablo vas entendiendo. Estoy desvelando para ti un misterio que se te mantenía oculto. Agradezco, si en algo se pudiera, tus alabanzas mi bien, pero estás llamado a cosas más altas. Estas llamado a la perfección. No puede la Trinidad forzar nada en ti mi bien. Debe lo que está destinado desde la Eternidad fluir en ti como un anhelo y debe ser aceptado por ti voluntariamente. Tal como yo acepté morir por ti y por todos, tal como mi Padre aceptó entregarme a la muerte por ti y por todos, tal como el Espíritu común en nosotros luego de lograr mi encarnación un mí santísima Madre, aceptó dejarme morir en la Cruz por ti y por todos. Pues en esa aceptación se suscitó la redención de las almas y la apertura del camino a la perfección. Los tres unidos en uno hicimos de la Resurrección esa apertura. El camino es arduo y pedregoso. De ello pueden dar fe todos los que me han seguido, pero aquella recompensa que mostré a mi pequeño de Asís hace de esa angustia un bálsamo de placeres divinos en la presencia de mi Padre. Buscar la perfección es entonces mi bien caminar ese camino de fatigas, angustias y sinsabores. Francisco logró esa perfección que tu dama Pobreza te exige, Pío también lo logró, y así todos los santos de mi Padre. Ninguno de ellos tenía certeza material pero sí un sinfín de certezas divinas que solo se logran con la fe. La fe hijo de mi alma que yo te infundo para que seas otro Pío y otro Francisco, de modo que todos te vean como el Cristo. Así ha de ser, así lo pactamos en tiempos que no recuerdas, así lo aceptaste entonces, y la pregunta, de la cual conozco respuesta es; ¿lo aceptas ahora?
Sabes que mi vida toda es tuya mi Señor. Claro que lo acepto.
+Entonces encamina tu rumbo a la perfección, y te adelanto problemas, desalientos e incredulidades. Vence todo como un paladín, vence con la Cruz, vence con la fe, vence con mi amor. Se que temes mi bien, se que hay dudas, se que existen preguntas, se que no sabes si los tuyos lo aprobarán, se que en estos momentos las situaciones financieras que vives no son las mejores. Pero a todo esto digo y sello; que te baste mi amor.
¿Qué debo hacer?
+Vive desde hoy consagrado exclusivamente a la Cruz, elimina de ti los malos pensamientos, elimina de ti todo lo que te aparte de mí, vive como si fuera Yo quien vive en tu cuerpo, y verás como tu cuerpo reflejará mi santidad. Piensa como Yo pensaría, actúa como Yo actuaría, habla como Yo hablaría. Que tu palabra sea ley, que lo que surja de tus labios no sea escándalo para nadie. Tus palabras deben ser dulces como la miel y filosas como la espada. Denuncia, anuncia y pronuncia siempre las Palabras del Padre del Cielo. Que no te turben las burlas, ni te preocupe lo que otros puedan pensar. No falles a los Sacramentos y que no sean los rituales tu prioridad. Ora mucho siempre y en todo lugar. Procura ser el menor de los menores, no quieras lucir entre los primeros sino desluce entre los últimos. Cuando te sea encomendada una función de jerarquía no la rechaces pero ejércela desde la minimidad. Se paciente y buen padre, se amoroso y buen esposo, se encomiablemente buen hijo y sobre todo se buen hermano. En resumidas cuentas Cruz, ama y ama mucho que con ello cumples mis mandatos.
Aun no se si llorar o reír, sigo sintiéndome inmerecedor de tus palabras, y ahora también inmerecedor de todo esto que me indicas. Soy muy pecador Señor, sabes que no podré cumplir con presteza lo que me encomiendas…pero como dices, tu amor me basta. Si me dejo amar por ti, que sea tu amor quien actúe. Solo tu amor, yo nada puedo sin ti.
+Tienes mi amor…se santo. Recuerda que los pecados son parte del proceso, procura no cometerlos, pero que esa imperfección momentánea no mengue tu búsqueda de la perfección hasta llegado el momento de tu Tránsito. Frecuentas los Sacramentos y con ello minimazas las posibilidades de pecar. Se prudente, se precavido, se humilde. Yo te doy todo mi amor para que la santidad sea en ti tan espontánea como respirar. Abandónate en los brazos de mi Madre, quien siempre está a tu lado. No peques más hijo, pero que no te turbe el pecado. Quien lea que entienda. Sean perfectos. Mantente en mi paz.
Que así sea.