Esta Locusión recibida el 5 de mayo de 2008, fue en respuesta a una alegría recibida, el haber sido partícipe de la ilusión de una hermana que acababa de bajar de un Cursillo de Cristiandad. Jesús instruyó a un ángel a traspasar mi corazón miestras recibía el mensaje. La experiencia no se puede poner en palabras.
Jesús, mi Señor. Aclamo a ti con agradecimiento y regocijo por esa alma que recién habló conmigo. Tú la llamaste, tú la acogiste, tú la esperabas. Misericordioso Dios Trino, ¿qué palabras podría usar para agradecer la felicidad que inunda mi corazón? ¡Gracias, gracias, gracias! Ella está radiante, feliz, irreconocible en su irradiación de ti, pues es a ti a quien refleja. ¡Loado seas mi Señor! Ella apesumbrada y llena de angustias con toda la imperfección de su humana existencia se humilló ante ti y tú la recibiste como a una reina. ¡Qué hermosa experiencia tuvo contigo este fin de semana! ¡Qué hermoso se siente que viniera a contarme su encuentro contigo! ¡Gracias! ¡Bendito seas mi Señor! ¡Alabado por siempre tu Santo Nombre! Su felicidad es ahora mía también Señor, e imagino la fiesta en el cielo. Gracias otra vez. No tengo más palabras para agradecerte.
+Cruz, feliz estoy con tu felicidad y la de ella y también la de las otras 37 y todos los que estuvieron orando por ellas. Trato con cada una de ellas de manera especialísima, mi bien. Ya vez como su rostro brilla como brillaba el de Moisés. De manera alegórica lo digo como alegórico es el ardor en tu pecho y el palpitar de tu corazón traspasado por mi amor. Te preguntabas antes que ella llegara por qué habías dicho a Fray A. lo que dijiste cuando lo abrasaste ayer, solo ahora lo comprendes. Es tu amor uno con el mío, más bien el mío se hace uno en ti. Le hablaste por mí, como una vez yo te hable a través de él. Repetiré esas palabras para el beneficio de las columnas pues ellas deben repetirlas en cada momento que sea necesario, en cada envío, en cada despedida, en cada abrazo fraterno que preludie una separación; “Yo estoy en tu corazón y ciertamente tú estás en el mío”. No cometiste imprudencia alguna al decirlo, pues fui yo quien habló. En cada oportunidad que me permite la apertura de tu alma, permito al ángel que punce tu corazón con la lanza de mi amor. Será indescriptible el dolor cuando la lanza atraviese completamente tu corazón mi bien, pero en la imitación de mi proceder amoroso no puede tu corazón sino estar dividido por los hombres, en atención a los hombres, y cada pedazo como uno solo palpitando de amor insondable por los hombres. Es su deber proceder de igual modo, os mando a hacerlo. Hacedlo con cada hermano o hermana que fundan en un abrazo de envío, hacedles saber que siendo vosotros un reflejo mío sus palabras de igual modo suponen las mías cuando su alma está dispuesta al amor. Cuando digáis “Yo estoy en tu corazón”, debéis hacerlo desde el amor pues Yo Soy el amor, entonces y solo entonces vuestras palabras serán las mías. Cuando digáis; “ciertamente tú estás en el mío”, estáis diciendo que mi amor no les abandona, aun en vuestras incredulidades aun en vuestras flaquezas, aun en vuestros vicios. Yo les amo y mi morada es vuestro corazón. Ya ves Cruz por qué esa alma que te alegró la mañana con su alegría te dejó saber que mi misericordia no tiene límites. Solo ella y yo conocemos las desventuras que ella quiere olvidar, y Yo se lo permitiré, pues la amo por lo que es y no por lo que haga. Así os amo a vosotros, porque sois hijos de Dios no por los pecados que puedan cometer. A esos, los pecados, los aborrezco los rechazo con todo mi ser, pero no por ello dejo de amaros, pues mi amor por vosotros solo se comprende desde la Cruz. Ese mi amor se hace en vosotros una lanza de fuego que os atraviesa el corazón tal como hago con Cruz. Permitidle a mi amor traspasar vuestro corazón para que encandecido de amor pueda trasmitir amor a otros. Abrid pues vuestra alma al amor divino y encamínense a la perfección pues no es solo a Cruz que le compete andar ese camino sino a cada uno de vosotros. Caminad el camino del calvario que no hay otro que os lleve a la perfección. Purificad vuestros corazones con la llama de mi amor y una vez traspasado con la lanza de la caridad, con el filo de la esperanza y en el hasta de la fe poderos convertid en nuevos Cristos que han de andar en los senderos de este mundo de dos en dos llevando mi mensaje. Y el mensaje es este: “Arrepentíos hijos del mundo han llegado los traspasados de Dios que traen la buena nueva. Arrepentíos y clamad misericordia pues se acerca el día de la justicia. Arrepentíos y clamad justicia por los que han fallecido en desagravio. Arrepentíos y seáis penitentes, que el tiempo de la siega se aproxima. Arrepentíos y permitid al amor del Amor que haga de vuestros corazones un blanco donde sea traspasada la lanza de fuego que purifica y perdona.”
Un corazón traspasado Cruz es un amor penitente, es un corazón que ama con el amor de mi Madre Castísima, es un corazón que no envidia, que no anhela sino el amor del Amado, que no sobrepasa sus límites, que no busca ser consolado sino consolar, como he mostrado a mi pequeñuelo de Asís. Un corazón traspasado es aquel que irradia a Cristo en sus hazañas. Quien observa a un corazón traspasado ve en él la imagen de mi Ser, pues traspasado el corazón no se puede sino amar, y el amor es infundido por mi que Soy el Amor. Traspaso pues tu corazón Cruz y en cada penetración de la lanza el dolor será extasiante, en cada punzada podrás ver la Gloria que se abre para los hombres, en cada lanzada el cielo se verá en su plenitud por un instante y comprenderás como el amor desde la Cruz no podía sino perdonar a los verdugos que amaba con tanta pasión. Oh Cruz si vieras como amo y como he de amar todavía, y en verdad te digo que lo verás desde la Cruz, y en ella serás traspasado con la lanza del soldado para derramada la sangre y el agua, sea redimido el mundo desde éste único sacrificio mío y también tuyo. Encarnado en ti desde la Eucaristía y desde la Pasión, tal como mi buen representante les dijera en las pasadas festividades de la Pascua. Del Pesebre a la Cruz y de la Cruz a la Luz. Entienda el que pueda.
Vive pues Cruz esa alegría que me agradeces y que se note a otros de igual forma que ella la irradió en ti. Sigue siendo hombre de oración, y no la abandones pues mucho que te hará falta en lo venidero. Pronto te mostraré mi Pasión con mayor nitidez, no ceses en la oración para que no te turbe lo que has de vivir y lo que has de ver. Pues ya ves que toda alegría conlleva su pena, y toda pena nos debe llevar a la alegría. Has de purgar algunas penas en esta vida como has purgado ya, pero mucho te falta aun. Ora, se perseverante, se persistente, no desfallezcas Yo estoy contigo.
Señor Jesús, de nuevo gracias por todo esto y por ese mensaje que hemos de llevar. Quisiera preguntarte, bueno serían muchas las preguntas, pero solo haré dos: La hermana M. ¿finalmente se consagrará a ti en otra familia franciscana? Y sobre la rosa del desierto Señor, ¿cuál es su misión concreta?
+En el desierto existe tanta vida Cruz, se adapta a situaciones inhóspitas y ni el calor o el frío la doblegan. Tras las rocas, debajo de ellas, en la arena o en los pequeños arbustos que puedan formarse, ahí está la vida en el desierto, donde el agua es limitada y ciertamente es el agua la fuete de toda vida, pero el desierto se lleva la mejor parte Cruz ¿sabes por qué? Porque puede almacenar la fuente de la vida en sí mismo sin importar su aridez. Por eso florecen rosas en el desierto, unas vegetales y como has descubierto, otras minerales. Es en el mineral que se oculta la fuente de la vida en pequeñísimas partículas que manan no a raudales sino en su justa medida para mantener la vida y la belleza. Más cuando el agua se manifiesta en el desierto, sus frutos son abundantes. Lee y discierne.
La primera pregunta solo tiene una respuesta Cruz. Yo la llamo y ella responde. Queda en mi paz.
De nuevo gracias mi Señor. Amén.
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