miércoles, 7 de marzo de 2012

La Encarnación

Jesús me habla a una semana de la Navidad, o sea el 17 de diciembre de 2007, sobre el misterio que supone la Encarnación siendo uno solo con la Eucaristía, tal como dijo en una fecha anterior. Quiero resaltar un evento importante sobre mi confesión un día antes de recibir esta Locusión. Un evento del que aun me siento indigo a pesar de todo lo que hasta esa fecha Él me había permitido vivir. Veamos.




Te escucho Señor, me llamaste ayer por medio de san Rafael Arcángel…suena raro que le llama así, me acostumbré tanto a llamarle Assiel. Pero me pides que ponga su nombre, el nombre en el Trono y yo siempre estoy presto a obedecerte.

+Bueno, Cruz, no siempre. Pero Yo te perdono, como te perdoné ayer. Perdón que ya habías recibido, pero no notaste algo. Nunca hablaste con fray A.

¡¿Qué?! (Mi sorpresa ante estas palabras es muy grande pues Jesús me dice que no me confesé con Fray A. en el pasillo del convento y yo estoy seguro que lo hice)

+Eso mi bien, él estaba en la tiendita cuando hablamos en el pasillo, hablaste conmigo. Fui yo quien te absolvió.

(Guardo un largo silencio)…No tengo palabras… querría preguntar como es eso posible, pero obviamente eres Dios, no hay nada imposible para ti. Pero me siento indigno mi Señor…

+Nada merecen mi bien, pero Yo todo lo doy a quienes me reciben en el corazón. Y el tuyo tan parecido al de mi Madre se hace una posada de ternura para Mí. Ya vez que quien pensaba sonrojarte terminó sonrojado. Tú me haces morada y Yo me hago mansión para ti. Por ello y para ello me encarné. Para que tengáis de seguro un lugar en la Eternidad.
Es por ello la Encarnación un acto de amor puro por vosotros. En un mismo y único acto me encarno tanto en mi Madre como en el pan, para daros vida en abundancia.
No os podría amar de otra manera pues no existe otra. Es la pureza del amor mismo la fuerza que me hace carne en el mundo para apartaros de la carne del mundo. De modo que seáis espíritu divino tanto como lo somos en la Trinidad. ¿Cómo he de haceros cristos sino es vistiendo su humanidad? ¿Cómo habrían de saber el camino si no es por que os lo muestro? Por ventura de mi Padre que tanto os ama en el Amor del Amor, he nacido en el tiempo desde el vientre santísimo de María Reina. La comprensión del misterio no es para los doctos, por ello incluso los que he llamado al sacerdocio no lo comprenden del todo, y como vos, lo van descubriendo en un desvelo perpetuo de mi Majestad. Ya explicado antes por estos medios Cruz, es un mismo y único evento la Encarnación y la Eucaristía. Solo el tiempo los separa pero la mística los une nuevamente. Es allí en el Belén que se denota en cada Adviento, cuando por esa misma ventura el Espíritu Santo hace su parte en mi Madre y en la Hostia, encarnando pues la persona del Hijo, entera y sin carencia en un santo útero para nacer en el tiempo. Para naceros a vosotros, en vuestros corazones, en vuestra conciencia, en vuestra alma. De modo que nacido allí, la divinidad pernea en la humanidad haciéndose indeleble. ¿Quién de vosotros podrá entenderlo? ¿Quién de vosotros no podrá? Lo que misterio es, quedará al descubierto y ya nadie podría negarse a creer, no obstante la terquedad de la que padecen algunos les costará el gran precio. Pues en negando la verdad, la verdad les rechaza. Hecho carne he sido para que vosotros seáis espíritu, y espíritus han de ser sin duda, más en qué estado solo en vosotros está. Entienda el que pueda.

Aun estoy anonadado por lo que me dijiste que pasó en el convento ayer, y las interrupciones no me permiten pensar con claridad. Pero esto de la Encarnación como un único misterio con la Eucaristía, lo habías explicado antes.

+Así es Cruz, desde la perspectiva de la Eucaristía. Más ahora lo hablo desde la Encarnación misma. Pues aun siendo un mismo y único misterio tienen en sí mismo una esencia distinta en virtud de su proceder. Es que en el tiempo no pueden sino separar las cosas, no tienen aun la capacidad de ver al unísono, pero ya lo verán aquellos de vosotros que perseveren en la fe y se mantengan en Gracia. Con visión beatifica verán todas las cosas en la observancia de mi Padre, verdadero y único Dios en el cielo y la tierra; en la humanidad del Hijo, verdadero y único Dios en el cielo y la tierra, y el la impregnación del Espíritu Santo verdadero y único Dios en la tierra y en el cielo.

Notas mi pregunta y me pides que la formule. La pregunta es. ¿Por qué la distinción en el Espíritu Santo?

+No hay tal, pero el amor que nos une se pernea en la tierra desde el inicio, por tanto siendo Él el Creador de la vida, su primicia está en la tierra, sin que eso diminuya o minimice su presencia real en el cielo. Es por medio de Él que yo me encarné, y es por medio de Él que me hago presente en la Eucaristía, es por medio de Él que vos me escuchas ahora, es por medio de Él que he hablado a los hombres desde el inicio del tiempo. Siempre por medio del Espíritu Santo, tanto que por su medio fue precedida mi Madre en Fátima por Miguel, y también en Lourdes, y así mismo en Medugorje o Garabandal. Nada mi bien, ocurre en la tierra, sino es por medio del Espíritu Santo. Es por tanto la Encarnación un acto de amor en el Amor, por conducto del Espíritu Santo para que haya vida en la tierra, y vida en abundancia. Me doy a vosotros por entero desde la Encarnación hasta el Gólgota y en cada Comunión reciben un Evangelio total. Sed pues como mi pequeño de Asís, y como mi pequeño de san Giovanni; sed evangelios vivientes. Pues quien me recibe en la Comunión revive en sí mismo mi Encarnación, mi nacimiento, mi vida misma, mi Pasión y Crucifixión; pero sobre todo recibe la Resurrección. Dejadme pues nacer en sus vidas, dejadme encarnarme en vosotros para en vosotros vivir de vida eterna y vivir de vida eterna vosotros en Mí.
Sea pues este 25 de diciembre el nuevo comienzo en cada uno de vosotros en preparación para lo venidero. Y si difícil ha sido hasta ahora, más difícil será para quien no me reciba desde su libertad. El cambio que se avecina será anunciado pronto, sed perseverantes en el servicio, mantened las lámparas encendidas y tened en cuenta que nadie podrá pagar por vosotros el precio de su libertad, sin que esto suponga que se desoigan sus peticiones por otros. Más lo que para vosotros ha sido estipulado y así será en sentencia, nadie podrá cambiar sino su libertad antes de ser sentenciado. Entienda el que pueda. Queda en mi Paz Cruz, y que queden en mi paz todos los seres humanos pues en ellos he de nacer dentro de 8 días.

Amén.

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