El 10 de mayo de 2007, Jesús me dictó estas hermosas palabras relacionadas a cómo alcanzar la santidad. Espero que les ayude a todos los que lean.
Cuando me llamaste a escribir, había olvidado completamente esta última conversación nuestra por medio de los escritos, solo recordaba lo que hablamos sin hablar, ahora leyéndolo no entiendo que debo escribir, si lo que me turba es contestado en la locución anterior.
+Así es Cruz, pero aun así te sigue preocupando lo mismo como si no tuvieras fe en mis palabras. Debes comprender que los designios del Dios Uno y Trino son insondables, incomprensibles a veces, pero ciertamente justos. Nada de lo que he prometido ha quedado sin cumplimiento en años anteriores, en tiempos antes de este tiempo; ¿por qué dudas que se puedan cumplir ahora? Hablabas de Job, de Jeremías, y de otros de mis santos ayer, y con toda la verdad que permito en ti te comparabas con ellos sin faltar a tu humildad. No vieron ellos de un día para otro el cumplimiento de mis Palabras, pero aun así perseveraron y mis designios se cumplieron. Persevera tu Cruz de Luz, querido, no desfallezcas. Ciertamente no necesito de ti para ser Dios, ciertamente la soledad en la que me encontraste esta mañana en la Parroquia no me turba, no sería Dios si eso se cumpliera en Mí. No es así pero mi amor por ti hace que me hagas falta, hace que desee verte, hace que te ame desde antes de que nacieras, y me hace feliz que me busques, me hace feliz que puedas reflejarme, aun sin darte cuenta. Tú Cruz has sido escogido desde la Eternidad para ser quien eres y para hacer lo que haces. Tú crees que debes tener un libreto, una guía precisa para saber como actuar en determinado momento, no es así que funciona. Eres libre, así te forme en lo secreto, tu naturaleza divina que te hace semejante a Mi es tu guía, pero es guía en lo secreto, por tanto no te diré que dones tienes ni como hacerlos funcionar, sino que en la libertad que te di los dejo realizar la obra sin que te des cuenta. ¡Ah Cruz si supieras cuantos se convertirán por ti, cuantos lo han hecho ya!
Pero Señor, san Martín de Porres y el mismo san Pío de Pietrelcina conocían de sus dones y…(me interrumpe Jesús con voz sosegada)
+Que equivocado estás, lo que has visto y leído de sus vidas es solo una sinopsis de lo que se puede entrever de la santidad que reflejaban, ellos no conocían sus dones, de hecho no pensaban en ellos como no debes pensar en ellos tú. Ellos solo se fiaban de mí, es la fe Cruz la que hace posible los milagros no los dones. Tú quisieras tener esa fe para poder sanar a todo el enfermo que se te cruce en el camino, pero erradamente piensas que debe ser por los dones que te doy, cuando debes pensar, sentir y proclamar que es por Mí y no por ti. ¿Quieres sanarlos? Ten fe, proclama la fe, pide en ellos fe, procura en ellos fe, que sea la fe el conductor da la sanación. Tu problema hijo mío es que dudas de la fe. Cuando quieres sanar muy en tus adentros repites estas palabras “si se sanara” como muestra de incredulidad, cuando deberías convencerte de su sanación y proclamar la fe como conducto de salud y salvación. Tienes que convencerte de que en efecto sanarán porque es mi deseo. ¿Crees que quiero que estén enfermos? Conozco tus debilidades y sé que también piensas que no puedes ir en contra de mi voluntad. Mira, te diré un secreto. Mi voluntad se ajusta a los buenos deseos de mis hijos. No era mi voluntad hacer milagros en las Bodas de Caná, pero los buenos deseos de mi Madre si hicieron uno a mi voluntad y el vino nuevo llegó a los celebrantes. Une tus buenos deseos a mi voluntad y no pierdas la fe, verás grandes milagros realizándose por tu intercesión.
Tengo una gran confusión mi Señor, pues a veces no sé si lo que pido con buenos deseos es lo que necesito o lo que otros necesitan.
+Cruz, mi bien, todo lo bueno en mis hijos es de mi que proviene, entonces si deseas con bondad deseas con espíritu divino por tanto deseas conforme a mi voluntad. Solo debes tener en cuenta que desear con bien y desear con capricho no es la misma cosa. Deseas con bien la salud de una persona que está obesa, deseas con capricho que adelgace, por ejemplo. ¿Ves la diferencia? El deseo del bien redunde en gracia, el deseo de un capricho podría llevarte al pecado. Atiende bien esto y sabrás como actuar. Si un obeso está saludable, lo más lógico es que adelgace, pero si deseas que adelgace porque con esto se verá mejor, puedes estar influyendo en él la soberbia, la lujuria, la vanidad. Si deseas que un comprometido en la fe sane de sus dolencias sin que él mismo lo desee, estarías intentando quitarle su cruz. Entonces solo debes desear el bien de aquel que lo quiera con bien. Son secretos de santidad lo que te muestro Cruz, no los desperdicies. Queda en mi paz.
Amén.
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