martes, 21 de febrero de 2012

El pecado

Si alguno aun pensaba que el Purgatorio es un invento del hombre, lean con atención lo que me dictó Jesús el 3 de octubre de 2006. Evitemos el pecado, reparemos cuando caemos en éste, ofrezcamos nuestros sufrir y oremos por las almas que están en el Purgatorio.



Señor Jesús, ¿Cómo hago para evitar el pecado del mundo?

+Cruz, el pecado es un desorden establecido por el maestro del desorden y la mentira. Siempre tiende a una falsa verdad y un falso querer. El pecado tiende a la idealización de una felicidad inexistente en el pecador, porque busca el camino fácil. El pecado no encuentra la eterna felicidad por ser producto de un desorden, más el pecador logrará encontrarla en la medida de su fe hacia Mi. Tú mi bien no puedes evitar ni el tuyo, cómo pretendes evitar el del mundo. El problema no está en el pecador sino en el pecado, cuando el pecador se da cuenta de esa ruptura que le hablabas a esa alma, que crea el pecado entre su alma y mi Espíritu, entonces se levanta de la caída y comienza a repararla.
Yo ya vencí el pecado, mi Madre fue preservada de él y por mis méritos fue vencedora de igual modo. Los demás, hijo de mi alma, solo en Mi lo vencen. ¿Qué podrán hacer sin Mí sino entregarse a las garras del pecado? El pecado tiene muchas caras Cruz, y se escuda en las más sublimes y bellas atenciones que puedan recibir. Se escuda en la humildad cuando asumes una postura de introspección y timidez y luego se refleja como pereza por omisión. Se esconde tras la belleza cuando en ella fijan sus miradas y se dejan llevar por los pensamientos y las fantasías, entones se refleja como lujuria y como adulterio. Se oculta tras la justicia cuando en un arranque de valentía arremeten contra quienes difieren de sus posturas bien establecidas, y se refleja como ira con agresión y hasta con asesinato. Se encubre en la victoria cuando ganadas las metas establecidas lo pregonan a todos sin medida, entonces se refleja como soberbia. Se tapa con el hambre cuando en la satisfacción de ésta, ingieren más de lo debido y entonces aparece como gula. Se camufla en la verdad cuando en el deber de decirla se lucran de ella y así se hace ver como avaricia. Se disimula en la fraternidad cuando en vez de ser fraternos son oportunistas y se deja ver como engaño. Para vencerlos hermano, solo debes hacer su contrario. Contra la lujuria, castidad; contra la pereza, acción laboriosa; contra la ira, mansedumbre; contra la soberbia, humildad, contra la gula, abstinencia; contra la avaricia, desprendimiento; contra el engaño, sinceridad.
La reparación del pecado debe ser frontal, sin miedos y con la certeza de que por cada reparación se ganan gracias. Este debe ser sincero pues si no lo es, pecarían por segunda vez y el peligro para sus almas sería mayor. El primer pecado no se perdona y el segundo agrava la situación.
Tú Cruz y las columnas deben ser constantes en la gracia y constantes en esta predicación. Los pecados deben repararse. Falta tiempo aun, pero la vendimia está cerca. El tiempo llegó, se agotó todo tiempo de reparación si no es por la Misericordia y su entrega a ella no podrán lograrlo. La Señal ya está aquí.

Señor, vuelves a confundirme.

+La Señal será reparadora, predicar sobre la reparación de los pecados es crucial. No obstante, es por la Señal que muchos entenderán la realidad del pecado y repararán para no volver a romper. Ahora ustedes pecan, se reconcilian y vuelven a pecar. Luego de la Señal su aversión al pecado será tal que no volverán a romper sus lazos conmigo por voluntad propia.
Todo pecado tiene una consecuencia. Todos me hacen daño y todos se convierten en flagelo, salivazo o clavo, pero también hace daño a sus almas y a las de los que le rodean.
El mayor pecado de todos Cruz es la incredulidad a Dios, no creer en Mi y no hacer mi Voluntad es pecar contra Mi mismo. No les obligo a creer, pero saber de Mí y no creer en mi Poder es la causa del pecado original. Eso hizo Luzbel, pues entendiendo con su gran sabiduría no divina que el ser engendrado no supone ser creado y por él ser el primer ser creado asumió su incredulidad al Engendrado de la misma esencia divina del Padre desde siempre. Pues se pensaba el primero siendo que no lo es. Esa incredulidad le invadió en esa misma Eternidad y quedó perpetuada, por tanto nunca podrá creerme a Mí, la Segunda Persona de la Única Divinidad. Ustedes por tanto no caigan en ese error de dudar de mi Poder, crean y se les dará conforme a su fe. No creer en ese sentido es pecado, como es pecado todo aquello contrario a mi Voluntad que es única con la de mi Padre, dudar de ella infiere pecar contra el Espíritu Santo, y ya saben qué dije en tiempos de mis Apóstoles sobre ese pecado.

Señor, ¿entonces aquella alma que te pida con fe verdadera recibirá lo que te pide si eso está de acuerdo con Tu Voluntad?

+En efecto así es. Disciernan cual es mi voluntad y pidan conforme a ella con mucha fe, y todo les será dado. Nada les será negado.

¿Nada?

+Nada, no lo dudes.

Entonces, eso que te pido será conforme a lo que esa alma crea.

+La fe que esa alma ponga en su pedido, eso será lo que se le conceda. Ni más ni menos, pues lo que pide está en conformidad con mi Voluntad, y no se contrapone a su libertad. Así han de hacer todos, pedir con insistencia en mi nombre y el Padre se lo concederá si es de conformidad con mi Voluntad que es una con la del Padre. Tengan presente que si algo que piden no se concede es simplemente porque más adelante se les dará algo mejor a lo que piden y esto que pidieron no estaba en concordancia con la Voluntad divina. Tampoco olviden que mi Voluntad siempre irá de acuerdo con su libertad, pero si su libertad se contrapone a mi Voluntad estarían pecando y deben reparar. Reparan con ayuno, abstinencia, oración, acción y caridad. Todo según sea impuesto por el confesor en la penitencia. Pero no importa la penitencia, obedecer a ella es reparar, nunca deben confesar sin reparar pues no tiene mérito la confesión y aunque el confesor recite la fórmula absolutoria, no será perdonado el pecado ni absuelta la culpa hasta que la reparación esté completa. Cuando eso no ha ocurrido en vida terrena, debe ser absuelta la culpa en el Purgatorio. Entonces procuren reparar en la vida terrena para cuando sean llamados a la vida definitiva vengan directo a mis brazos, sin tener que pasar el suplicio de la limpieza del alma. Les aseguro que duele más en el Purgatorio que en la vida terrena.
Muchas almas allí darían lo que fuera por prevenir a sus familiares de ese sufrir, y gritan a mi Madre y a Mí cuando vamos a darles consuelo; “¡Prevean a los míos de este sufrimiento por favor!”, y mucho que se alivian con ese pedido reparador. Aquí, por medio tuyo les preveo. Reparen en la vida terrena todo pecado cometido, no sea que se acostumbren a darme la espalda y lo hagan cuando les sea requerida el alma y se pierdan para siempre, o por el contrario tengan que pasar por el fuego purificador del Purgatorio. Pero más las vale pasar por ese fuego que perderse para siempre en el que no termina. ¡Reparen hijos míos, reparen! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! Queda en mi Paz Cruz, queda en mi Paz.

Amén!

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