Lo que sigue ocurrió el 3 de enero de 2006. Fue mi primera experiencia de este tipo, hablaba veía y escuchaba sin usar mis sentidos físicos y tenía certezas de unas cosas como si siempre las hubiera conocido, como si hubiera hablado antes con Jesús, pero esta fue la primera vez...al menos que yo recuerde. Advierto que de este texto se han editado nombres y circunstancias. No obstante, la esencia no se perdió.
La visión- locución desapareció del mismo modo que llegó. Mi sorpresa, nerviosismo y estupor tardaron un poco más. Aclaro que Assiel es otro nombre para el Arcangel San Rafael, que hasta ese momento yo desconocía, pero él me fue preparando para todo esto que vivo.
Estoy como en una especie de éxtasis que no entiendo como en un sueño y siento una presencia que me llena de paz, pregunto:¿Quién eres?
+Soy Yo, Jesús aquel a quien quieres emular.
¿Qué hago aquí? (pregunto muy sorprendido)
+Te muestro lo que sufrí, que tu estás sufriendo.
¿Por qué yo?
+Porque tu pacto de amor es más grande de lo que pensaste algún día, porque quieres imitarme, porque quieres ser uno conmigo y Yo te lo concedo.
¿Y esos? (Veo una multitud enardecida mirándome extrañados)
+ ¿Qué con ellos?
¿Quiénes son? (siento paz cuando debería sentir miedo)
+Los causantes de mi dolor. Mira hermanito, hijo mío. Cuando estaba allí en el huerto el sufrimiento más grande que sentí era ver su indiferencia. Mira mi sufrimiento físico. Aquí estoy desnudo frente a ellos con toda mi piel arrancada de mi cuerpo y arrancada de nuevo ya que la túnica se hacía una nueva piel en mi cuerpo me fue quitada con fuerza. De un golpe arrancan también la corona que penetraba mi cabeza en treinta y un puntos distintos. Yo ahí los miro y ellos se burlan, pero como ves no son los fariseos de aquel tiempo sino los de ahora. Son aquellos que aun conociéndome no les importo. ¡Como duele su indiferencia! Preferiría a los que pecan sin conocerme pues no saben a quien dañan. Ya viste eran Sacerdotes los que me flagelaban, mandatarios, hombres de bien que se escudan en sus obras. ¡Qué dolor me causan! Y que dulzura los buenos Sacerdotes que trataron de impedir los latigazos. ¿Los recuerdas?
Los vi. (Lo intentaban con la oración sin conseguir lograrlo)
+Toda mi piel es una llaga abierta, mi hombro derecho tiene un surco por el peso del madero. No existe ni siquiera una pequeñísima porción de mi piel que no esté en carne viva, pero mi dolor más grande fue en el huerto. Ya viste quienes eran, sus pecados son pesados y lloro de angustia porque no quieren reconocerme.
Yo también lloro Jesús, pues veo mis pecados allí también.
+Oh mi amadísimo hijo, tus pecados son fáciles de resistir, pues tu no te glorías de ellos y los sufres en tu cuerpo. Tu sin saberlo me alivianas el peso de mi cruz con el sufrimiento que llevas, con todas esas dudas, con tus insatisfacciones, con tus cargas y dolores, pues todas ellas las ofreces por los otros y por estos que no lo merecen. Pero tú sufres también por ellos y tu corazón se parece al de mi Madre.
¿Por qué permaneces de pie? (Jesús fue dejado solo unos instantes)
+Están discutiendo. La cruz en la que me pondrán no era para mí. Siempre lo fue pero, ellos no lo saben, así debía ser. Tenían que diseñarla para Barrabás que es más alto. Solo para que mi sufrimiento fuera mayor.
¿Por eso dislocaron tu hombro derecho? (en ese instante desaparece la visión, estoy solo con Jesús)
+Y también la cadera. Pero me siguen doliendo más las almas tibias. El sufrimiento físico acabó con mi muerte, ese lo llevas tú ahora, pero el de las almas tibias solo acabará cuando des fin al mundo.
¿Qué?!!! Señor siempre he sabido que el mundo no acabará. ¿Cómo dices que yo acabaré el mundo? No soy Dios, no soy tú. No puedo hacer eso que me dices.
+El mundo físico es perecedero y tú darás fin al mundo que conocen. La realización del plan de salvación está en que este mundo se transforme.
¿Cómo?
+Prisa tienes hijo mío, pero el tiempo tiene dueño.
¿Tú?
+En unión al Espíritu Santo y a mi Padre, si.
¿Cómo evitaré ese dolor que sientes? Pensé que sufriendo por ti te aliviaría.
+Y lo haces, pero el dolor causado por los tibios solo será vencido cuando les hables a los hombres.
Señor, y los otros…las columnas. (Tengo deseos de apartarme, no creo que esto me esté pasando)
+Todas harán su parte, tu has la tuya. Quieres apartarte de mí, pero no lo lograrás. Tu pacto de amor es más grande que tus fuerzas. Eres la Cruz de Luz y en ella se refleja la Pasión mía.
Señor, ¿Qué es lo que no quieres que sepa? Me siento olvidado, apartado. ¿Por qué Señor?
+Ya lo sabrás no seas impaciente. La impaciencia ha malogrado grandes cosas. Tú solo espera y sirve.
¿Dónde, en Cursillos, con los franciscanos, siendo Diácono…dónde Señor?
+Donde tú estés ahí estaré Yo. Veo tu impaciencia, pero el tiempo de la señal se acerca. Lo verás tu mismo entrar a mi Iglesia, (se refiere a mi hermano) ya te lo había dicho esa es la señal y tu darás Gloria a Dios siendo la Gloria por la Cruz de Luz.
Señor, ¿qué les diré?
+El Espíritu Santo te dictará mis palabras, no te preocupes por eso.
¿Por qué yo? No soy gran predicador ni un conocedor eficaz de la Santa Doctrina y del Magisterio.
+No te preocupes. ¿Qué no eran las palabras que dicté a Pio tu aliciente? Recuérdalas; Ora, ten fe y no te preocupes.
¿Seré como san Pio?
+Lo serás.
¿Y mi familia?
+¿Qué hay con ellos?
No lo sé. ¿Puedes decirme?
+Tus hijos son bellos y buenos hijos. Sabrán comprender.
¿Y ella? (Me refiero a mi esposa)
+Yo la guío, no te preocupes.
¿Pero ella no cree que sea místico? No cree en mis estigmas. No cree que hable con Assiel. Se preocupa por mí como si estuviera loco, no le gusta que hable de estas cosas. ¿Cómo la convenzo?
+No lo hagas. Déjalo todo en mis manos.
Pero Señor…(Jesús cambia el tono suave de su voz por uno firme)
+¿Harás como Pedro? No te interpongas hijito, deja que yo obre. Ella será fiel a mí y te creerá. Todo a su tiempo.
Perdón por mi imprudencia.
+Yo lo llamaría impetuosidad, debes ejercitar la paciencia como virtud. Eres paciente solo en algunas cosas, pero en esto te excitas demasiado. No lo hagas, mi tiempo no es tu tiempo. Tú eres el elegido por tu pacto de amor, nada cambiará eso. Solo espera y sirve.
Lo que me dices de los tibios, ¿por ahí debe ir mi predicación?
+La impaciencia florece en ti como las flores de la Primavera. Ya sabrás que decir, pero sí, eso es parte de tu mensaje y misión. Ya no preguntes más. Quizás después hablaré contigo o mañana, o dentro de un mes. Mi tiempo no es tu tiempo.
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