Paz y bien
Esta Locusión tuvo lugar el 11 de agosto de 2006. Veamos que me dijo Jesús en esa oportunidad.
Señor, mi Dios que hermoso que le llames “paz y bien” a esta locución. Sé, mi Señor, que has querido hablarme desde la mañana, no tengo excusas. No obstante, mi Rey dices que todo está grabado en mi mente.
+Así es Cruz, todo lo que digo se habla en un solo tiempo, para ti hay madrugada, tarde y noche; para Mí no. Es el mismo instante. Hablar sobre la paz es imperante en estos momentos que el mundo atraviesa, la guerra grande se vislumbra al alcance de unos días, pero no será así. El maligno ya se cree con la victoria y la saborea, mi Madre le hará ver su equivoco. La paz no es solo quietud, y en la quietud hay paz. La paz no es solo ausencia de guerra, y donde no hay guerra hay paz. La paz no es solo sosiego, y en verdad con el sosiego hay paz. La paz más bien es un sinónimo místico de la alegría divina que descubrió Francisco, el pequeñuelo de Asís, que está aquí junto a Mi. Es la paz poder vivir en Mí aunque haya vicisitudes, penurias y sufrimiento. Vivir en Mí es estar en paz aunque no tengas que comer, vivir en Mí es estar en paz aunque a tu alrededor hayan gritos y descontento, vivir en Mí es estar en paz a pesar de la guerra, vivir en Mí es estar en paz y libre sin importar los encierros, vivir en Mí es estar en paz a pesar de las pérdidas. (Pienso en san Pablo) En efecto Pablo de Tarso conoció todo eso y siempre ha vivido en Mí a partir de Damasco.
Por otro lado el bien es todo aquello que se logra estando en paz. Si estás en paz estás en Mí por lo tanto en Mí y por Mí lograrás milagros, portentos, prodigios, alegrías, sanaciones y gracias. Todos son frutos del bien, y Yo soy el bien deseado por los que me aman. Desear paz y bien, a otros por tanto, es la mejor oración y saludo que existe. No es un mero saludo franciscano, hay mucho más implicado en éste. Desear a otros paz y bien es bendecirles y desearles ser partícipes de Mí mismo, pues Yo soy todo el bien, y la paz solo existe en Mí.
Mi Señor, no lo había visto de ese modo, si bien sabía que en el saludo san Francisco sorprendía a muchos y era contagioso, no sabía de esas implicaciones. Como cuando tu decías a tus Apóstoles “La Paz sea con ustedes”.
+Has crecido en sabiduría hijito, y solo el Espíritu Santo pudo haberlo dicho mejor. Son sus palabras las que recitas, que son mías y de mi Padre. En efecto cuando les decía “La paz a ustedes” realmente les implicaba que Yo siendo Dios estaba entre ellos para darles paz y sosiego, calma y entereza. Aquella frase equivalía a decir, Dios está con ustedes. Y precisamente por ahí va mi mensaje de hoy. Esa es la noticia que quiero darles. Yo estoy con ustedes, la paz es con ustedes como era con mis Apóstoles en aquellos días. Ustedes las columnas son mis nuevos Apóstoles, apóstoles de este tiempo que llevan en sus palabras la paz y el bien para la humanidad sufriente. Cuando se saluden y saluden a otros no olviden esa frase que tú propagas por tu formación franciscana, y que propagas desde tu encierro en la Habana. Ya son uno tú y él, él y tú, ¿cuál es la diferencia? ¿La edad, la experiencia, sus pensamientos, sus vidas? En ambos casos yo les guío y les guiaré para que hagan como hacen, pensar igual y desear a todos, la paz y el bien que soy Yo mismo.
No es incredulidad mi Señor, pero muchos saludan con ese saludo y no soy uno con ellos. ¿Por qué es distinto con él?
+Lo serás, todo aquel que esté en Mí y comulgue conmigo es uno conmigo y siendo uno en Mí son uno entre ustedes. Pero la Pasión y la Cruz en un momento determinado son una sola cosa, parecen fundirse. Mi sangre los unifica, ¿Quién pudiera separarlos? Yo estoy en ellos, en ustedes clavado y unificado por la fuerza, pero encajo perfecto en la Pasión que desde un día antes comencé a sufrir, para luego clavarla en la Cruz. ¿Ves ahora porque Pasión vino antes que tú? Pero son uno solo en Mi mismo y así cada uno de las columnas. Tú y Pasión son el comienzo de esta unión que vengo pidiéndoles desde que participé del tiempo; “Sean uno como Mi Padre y Yo somos uno.”
No puedo entenderlo, pero en ti confío.
+Es la fe en efecto Cruz, el aliciente a esa unificación. Deben sumergirse en Mí y fundirse en Mí, por la fe en la Eucaristía y con mi Madre y de ustedes de ejemplo. Sean uno en Mí y conmigo. Consúmanme para consumirlos y nunca dejen de orar. Si, en la mañana llorabas con mis palabras lo sé. Cada lágrima es por Mí enjugada y nada quedará sin resolver. También sé que como Mi Saber quisieras respuestas y escapatorias a situaciones que les ha tocado vivir, falta por sufrir aun. Pero solo un poco, perseveren.
¿Cuánto más mi Señor?
+ Lo necesario para probar su fe, la tuya está al punto con la Pasión quien está casi listo. Mi Saber aun necesita más tiempo que tú, pero en esa unión todo se solucionará. ¡Sean uno! Ya todo está al punto. Serás mi Sacerdote y todo ya se dispuso así. No es un sueño sino un mensaje. ¡Disciérnelo!
Esto es para todos Cruz, que todos sean uno, ya basta de separación e intriga, ya basta de murmuraciones. Todos fueron por Mí escogidos y a Todos los quiero como a uno. ¡No fallen en esta pequeña empresa! Pues les espera una aun mayor y Yo se ser exigente. Exijo a quien amo y a ustedes les amo. ¡Únanse! Hace un tiempo preguntaron si podrían soportar y les dije que si. Aun no estaban todos, el problema es que pretenden soportar solos. Son mis columnas y todas son importantes. Deseo que se unan. Envíalo a todos Cruz. Ya te hablaré más tarde.
Así lo haré mi Señor.
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